El perro es un animal limpio por naturaleza que no ensuciará el lugar en que duerme. Le gusta la rutina de orinar en zonas específicas.
Como propietarios de un perro podemos intervenir y decidir qué puntos deben ser esos, inicialmente en casa sobre papel de periódico y posteriormente en el césped o sobre las entradas de las alcantarillas. Las deposiciones caninas son estéticamente desagradables y constituyen un peligro sanitario menor, por lo tanto habrá que limpiarlas cuando nuestro perro las haga.
- Después de comer, beber, jugar o al levantarse son momentos en los que el perro necesita “aliviar” intestinos y vejiga. Los cachorros más jóvenes necesitan hacer sus necesidades cada pocas horas, por lo que es probable que antes de que se haya enseñado al animal se produzcan algunos “accidentes”.
- A menudo el único signo que permite adivinar que el cachorro va a hacer sus necesidades es que olfatea el suelo. Algunos además corretean frenéticamente. Solo disponemos de unos pocos segundos para intervenir y colocar al cachorro en el lugar adecuado.
- Rápidamente hay que levantar al cachorro y colocarlo sobre el papel. El papel de periódico es el mejor porque es barato, fácil de conseguir y muy absorbente. Conviene dejar siempre un pequeño trozo de papel sucio, ya que así el cachorro detectara su propio olor, lo que le animara a volver a usar el papel.
- Hay que felicitar al cachorro cuando orine sobre el papel. Nunca hay que castigar a un perro porque se haya ensuciado en el suelo o meterle el hocico en su propia porquería. Ambas acciones son reprobables y lo único que se consigue con ellas es que el perro se asuste de nosotros.Accidentes: Si el perro ensucia fuera del papel hay que limpiar ese punto con un desinfectante que elimine el olor. No se deben usar productos amoniacales, ya que estos recuerdan al cachorro el olor de su propia orina.