El adiestramiento es una parte fundamental del cuidado del perro. Un perro sin enseñar es como un automóvil con los frenos defectuosos. Resultará poco fiable y, hasta que se corrija el defecto, potencialmente peligroso. Todos los perros, excepto los dominantes, disfrutan con la formación, ya que implica estimulación mental.
También ayuda a prevenir que el perro adopte malos hábitos cuando esté aburrido. Siempre es más fácil prevenir esos malos hábitos que corregirlos. Si enseñamos a nuestro perro desde una temprana edad, tan pronto como pueda obedecer nuestras órdenes, caminar con correa y compartir juegos, será poco probable que posteriormente tengamos que enfrentarnos a comportamientos poco deseables.
Si tenemos que corregir malas costumbres nuestra labor será más fácil si el perro ya ha aprendido a obedecer, de forma que se le pueda detener en el momento en que empiece a hacer algo que no debe.
¿Cómo empezar?
Habría que empezar un adiestramiento informal tan pronto como, con ocho semanas de edad, el cachorro llega a nuestra casa. Cuando haga algo que nosotros queramos, por ejemplo sentarse, debemos repetirle varias veces la palabra apropiada mientras mantiene esa posición.
Él aprenderá rápidamente a asociar la palabra con lo que está haciendo. Al mismo tiempo hay que elogiar su comportamiento para hacerle saber que nos complace. Enseguida comprenderá lo que quieren decir las palabras de alabanza “buen perro”.
Si el cachorro hace algo que no queramos que haga hay que decirle “¡NO!”, pero sólo si lo pillamos in fraganti; nunca hay que castigar al animal con retraso, ni siquiera de segundos, ya que no relacionará el castigo con ninguna acción previa.
Se puede empezar el adiestramiento con correa tan pronto como el cachorro esté acostumbrado a llevarla junto con el collar.
Fuente: Manual del cuidado del perro. Una guía esencial con todos los aspectos prácticos del cuidado del perro. Dr. Bruce Fogle. Editorial Javier Vergara.