A lo largo de nuestros 20 años de experiencia trabajando con mascotas, nos ha tocado ver a muchas personas que tratan a sus regalones como si fueran humanos: los visten con incómodas prendas, les lavan los dientes con pasta dental, los fuerzan a comer en la mesa, ¡incluso algunos los obligan a seguir dietas vegetarianas!
Si bien es positivo entregarles toneladas de amor a los integrantes más peludos de la familia, ellos necesitan un líder que los guíe y los haga sentir como uno más de la manada, con reglas y límites. También necesitan una dieta especial, adaptada a su naturaleza. Y es que claro, somos fisiológicamente muy distintos.
Por ejemplo, el perro tiene mandíbulas diseñadas para cortar y no para masticar; su saliva no contiene enzimas predigestivas como la nuestra, pero su estómago es más grande y expansible y es más ácido para digerir la “presa” que es deglutida de un bocado.
En el siguiente gráfico, se ilustran otras diferencias fisiológicas:
Recuerda, tratarlos como perros es tratarlos con amor.